Desdén

La obra Desdén presenta una perspectiva audaz e inusual: el observador se encuentra a ras de suelo, con la mirada dirigida hacia arriba, como si se sintiera pequeño ante el coloso urbano… y ante la figura humana que, desde su altura, parece ignorarlo.
Desdén es una crítica muda al individualismo citadino, a la desconexión entre habitantes y al narcisismo que surge cuando el concreto nos moldea más que el vínculo humano.
En Desdén , la ciudad no es solo el escenario: es un personaje más, uno que impone sus reglas y proporciones. Desde una perspectiva forzada que sitúa al espectador a ras del suelo, esta obra nos sumerge en una coreografía arquitectónica que distorsiona la escala y dramatiza la distancia emocional entre los habitantes del espacio urbano.